Las etapas de la vida.
La existencia humana muestra que cada día se resume en momentos que conforman las etapas de nuestra vida, en ocasiones podemos distinguir con facilidad como superar cada ciclo. Sin embargo, otras veces es difícil ponerles fin, pero, esas que requieren mayor esfuerzo son las que nos llevan al conocimiento de quienes somos y cuál es nuestro propósito en la vida.
Cada una de estas fases no solo
poseen enseñanzas y aprendizajes diversos, estas también se componen por
personas. Por un lado, seres que mienten y llegan a ser egoístas. Esos que
disfrazan su soledad haciendo creer que te aman. Personas interesadas que solo
quieren estar a tu lado hasta conseguir lo que necesitan. Personas que no
valoran tu tiempo ni lo que haces para estar a su lado o verlos felices en
momentos donde nadie más estuvo. Personas que solo viven en el pasado y no
tienen tiempo para el presente.
No obstante, cada una de estas etapas también posee personas que nos muestran diferentes formas de ver la vida. El significado del amor. La confianza en nosotros mismos. Las grandes aventuras que podemos vivir con el simple hecho de arriesgarnos. El valor de la amistad. La importancia de una sonrisa. La belleza de un te quiero inesperado, pero solo podremos diferenciar quienes son si reconocemos lo vale cada una de ellas y que espacio debemos darles en nuestra vida, si una bienvenida o un adiós.
Una vez escribí sobre los
regalos que llegan en forma de personas y nos muestran las experiencias que
necesitamos vivir para cumplir nuestro propósito. El trayecto al que nos vemos
expuestos conlleva a lo mismo y es que cada uno de los seres que se cruzan en
nuestro sendero nos dejan una parte de sí mismos o al irse se llevan un gran
fragmento de lo que somos.
Al vivir cada etapa se
visualizarán dos opciones ante nosotros: vivir en ella para siempre o cerrar el
ciclo y avanzar. Ponerle fin a una etapa es un
proceso que dispone una introspección constante y que ocasiones provoca
recaídas, pero no cerrarlo es atarse a un pasado que no tiene nada nuevo que
decir y que las personas que lleva consigo, ya terminaron su misión en
nuestra vida. Aunque sea complejo aceptarlo, vivir en el pasado es una de las
partes más difíciles, debido a que el ser humano se hostiga con preguntas sobre
porque las circunstancias no fueron distintas, sin darse cuenta de que todo es
un propósito, nada es casualidad, todo es causal. Donde estas ahora y las
personas que forman parte de tu presente, todo eso es así como debe ser.
A raíz de
esto, tampoco te culpes por las condiciones que forjan tu entorno de hoy,
perdónate y no te incrimines por lo que no te corresponde. Perdona a los
demás y recuerda que muchos no tuvieron quien los amara ni les enseñara a
amar, otros han sido muy heridos y cargan con un pasado que ni siquiera
imaginas, se dócil, perdona y no te conviertas en quien te hirió. Si tienes las
herramientas para hacer el bien aún con la persona que actuó de manera
errónea simplemente úsalas por ti y para ti.
En cada una de
estas fases también recibe todo lo que venga, internalízalo y vive cada
instante. En ocasiones es difícil aceptar las etapas y las personas que se
llevan al cerrarlas, pero es parte de la vida renovar nuestro al rededor y
vivir nuevas experiencias que nos permitan crecer y transformarnos.
¡Agradece! Sí,
agradece a los que te dedican tiempo durante esas etapas y tu vida
completa, cuida a quien te mostró su amor, entrega lo mejor de ti y se
honesto con tus intenciones y lo que deseas vivir. No tengas miedo de perder y
arriesgarte, pues en unos años sentirás mayor dolor por lo que nunca
hiciste que por lo que decidiste hacer.
Y recuerda,
estás en el mejor momento de tu vida, donde ponerte al lado de los que te aman,
los que no te piden que cambies, los que te hacen crecer y están donde
nadie más estuvo, debe ser tu enfoque.
Valora,
agradece y ama.
- Indhira
Castro

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