Los prejuicios.
Vivir en un mundo de estereotipos y
expectativas es lo que me hace sentir en un universo cada vez más frío,
mientras los demás consideran lo normal una clase de leyes y pasos que siempre
deben ser los mismos, para mi ser diferente e ir contra corriente es lo que
debería ser una ley.
Lima, Perú
06 de mayo del 2026
Vivir de los estereotipos era uno de los
trabajos que mejor sabía realizar mi hermano John.
Él decía que si alguien no vestía con ropa
cara no podría pertenecer a la clase alta. Aquellos que trabajaban de
manera ardua hasta las 12 de la madrugada nunca progresarían. Quienes no
obtenía un buen automóvil a los 25 años no tendría una buena mujer a
su lado. Él decía que si el peso de una persona no era el
adecuado jamás seria aceptado por la sociedad. Él pensaba que si no
se tenía pareja a los veinte y se contraía matrimonio antes de los
treinta estarías soltero toda su vida, que quien quería soñar demasiado en
un mundo tan sobrio nunca cumpliría sus sueños, pero lo que mi hermano John no sabía
era que su forma de categorizar al mundo lo llevaría a descubrir que la
diversidad de seres es y será la mayor virtud del universo.
John tenía 15 años cuando
sus prejuicios empezaron a desarrollarse con mayor auge, y por esto,
terminó por creer que era un chico sabio a su corta edad y que todas sus
creencias eran más que ciertas, por lo que, de el aprendí que cada uno
lleva su verdad y que eso también forma parte de la complejidad del ser humano.
Fueron pasando los años y cada uno de los
prejuicios que John poseía dentro de si empezaron a florecer de manera tenaz,
en la escuela no se relacionaba con los chicos que parecían ser menos
populares, se fijaba en las chicas de cabello largo y peso aceptado, juzgaba a
los profesores por su vestimenta y clase social, y si esta no cumplía con sus
expectativas, prefería no pasar si quiera una palabra con dicho maestro. Para
él y muchos de sus amigos la humanidad rodaba en torno a cada una de esas
creencias erróneas, por lo que fue difícil para el entender la belleza que
se encontraba a su alrededor.
Al entrar a la universidad John, esperaba
que todos fueran como el, bien vestidos, con dinero para pagar todas las cuentas,
con un buen léxico, buen sentido del humor, gustos por chicas con la mejor
estatura y cuerpo radiante, pero lo que mi hermano no sabía era que en este
momento el universo le permitiría vivir una de las experiencias más
prometedoras y a la vez transformadoras de su vida.
Una de sus primeras clases era filosofía,
aquí observó a cada uno de los chicos que estaban en su aula y los
clasificó desde los tímidos a los más extrovertidos, clase baja hasta
clase alta, desde los inteligentes a los menos dotados, los que usaban el pelo
lacio hasta las trenzas y algunos que otros hippies que parecían de los años 70
y mientras hacia esta clasificación se reía para sí mismo. Al cabo de unos
minutos una chica lo miro desde su asiento y bajo la mirada al instante, en ese
momento ya la había puesto en la lista de las tímidas y menos dotadas, pero
quien diría que sería ella quien más adelante seria participe de su cambio
interno.
Fueron pasando los días hasta que John
había elegido quienes serían sus amigos y cuales formarían parte de su
lista de maestros preferidos, cuál sería la carrera que sería bien vista por
nuestros padres y la sociedad, pero sobre todo quien sería su futura
chica. Su mente planeo cada uno de los pasos que debía llevar a cabo para
organizar su vida de manera que cada uno de sus prejuicios fueran dejados a un
lado y no cayera en ellos. Al relacionarse con cada uno de los chicos
empezó a entender su forma de ver la vida y cada uno de sus gustos, y
aunque en el fondo no eran los suyos le permitirían ser bien visto y
a la vez acercase más a aquella chica con bello cuerpo, cabello largo y
sobre todo inteligente.
Los días pasaron y el semestre ya debía
terminar. En uno de los días finales de su clase de filosofía, el maestro
decidió unir en parejas a los estudiantes con calificaciones parecidas,
mientras John pensó caer con la hermosa chica o uno de sus amigos, su
calificación resulto estar al mismo nivel de la chica que el primer
día de clases lo había mirado fijamente hasta después apartar la mirada. John
solo suspiro y pensó en que solo serían varios días, pero esos fueron los que
permitieron el conocimiento de su nuevo yo.
Alicia, así se llamaba la chica y
aunque no era la típica chica que todos deseaban tener era hermosa,
cabello ondulado, castaño y rubio en algunas partes, amante de la música
clásica y de la sinfonía del famoso pianista Yanni, lectora empedernida, amante
de las rosas negras y sobre todo apasionada. Sin embargo, en principio mi
querido hermano solo podía ver lo callada que era y como solo reía para
disimular que estaba nerviosa al verlo, sentarse hablar con ella sobre temas
que no eran trabajos o asignaciones era una gran misión para John, hasta
que un día decidió decírselo
- A ver Alicia, o eres casi muda o estas
casi muerta, porque ni me miras a los ojos cuando te saludo ni me hablas más
que de cada una de las tareas que tenemos que realizar y ya estoy empezando a
creer con mayor certeza que las tímidas no tienen nada interesante que decir
- ¿Alguna vez me has hablado de algún tema
que no sea sobre asignaciones?
- No, pero tú también podrías hacerlo, ¿No
crees?
- Tal vez, pero solo si tú valoración
negativa sobre lo que no conoces no estuviera tan presente cuando estamos juntos
- ¿A qué te refieres con mi
valoración?, ¿Es esto una charla de cómo debería ser?
- No John, a lo que me refiero es que
desde que me conociste tuviste una imagen de mí, tus prejuicios
y estereotipos fueron más allá de lo que realmente está puesto en mi
alma y lo que soy, ese día me di cuenta que no debía ir más allá contigo y que
lo que debíamos hacer era sencillo, llevarnos bien hasta que esta asignación
termine y cuando acabe tú volverás con tu grupo de amigos y yo con los míos, ¿O no
es eso lo que prefieres?
John quedo sin palabras y escogió volver al
trabajo que estaban realizando, pues nunca se había sentido tan enfrentado y
estaba muy seguro de no querer saber cómo acabaría.
En los días siguientes se quedó pensando en
cada una de las palabras que había pronunciado Alicia, su curiosidad le
impulsaba a saber más sobre eso que ella llamo ''valoración negativa'' y
conocer de ella ese carácter que le había parecido prometedor.
Al día siguiente les tocaba reunirse en la
clase de filosofía, por lo que al verla de nuevo decidió hablarle sobre el tema
- A ver Alicia, estoy un poco enganchado
con lo que hiciste referencia el otro día, asi que me gustaría hablar de ello
- Estoy de acuerdo. ¿Está bien si
conversamos en otro lugar? A mí me gustan los parques y justamente hay
uno a dos cuadras donde podríamos apreciar distintos tipos de rosas,
mis favoritas son las negras, ¿Y las tuyas?
- Pues, a un hombre no deberían
gustarle las rosas, ¿No? sería algo extraño, pero en caso de tener que
elegir las azules son un poco atractivas
Alicia río a carcajadas y encamino a
John hacia el parque mientras admiraba cada uno de los árboles y pequeños
caminos de rosas que estaban formados alrededor del jardín, al terminar de
llegar se sentaron y ella empezó la conversación.
- Quisiera que nos conociéramos de
nuevo John, como si hoy fuera el primer día que nos viéramos, ¿Te
parece?
- Ahora sabes cómo devolver el tiempo o
algo así, porque si es por eso me encantaría volver a mis 15 años cuando no tenía
que estudiar tanto
- No seas chistoso John y por una vez deja
que la vida de sorprenda, no todo es lineal o cuadrado, a veces debemos
permitir que nos toquen el corazón y no cerrarnos a la posibilidad de volver a
renacer
- Nunca pensé que eras poeta, parecías solo
una chica callada sin nada interesante que decir, pero me has sorprendido.
Entonces, la valoración negativa, ¿No es así?
- Así es, cuanto te conocí eso pude ver en
tus ojos, el típico chico por el que todas se derriten, pero el que solo valora
la que le dé un buen estatus. El que opina que los rastafaris y las trenzas son
sinónimo de poca educación y clase baja. El que cree que tu peso corporal
determina lo feliz que eres y que hombres tendrás en tu vida. El que cree que
un estatus económico o social es lo principal en la vida. Esto y un sin número
de creencias irracionales que a lo largo de los días fui observando en ti, por
lo que entendí que te faltaba entender el camino lleno de prejuicios que
estabas creando
- ¿Por qué dices que eso no es así?
- Pues he visto músicos con ropa descuidada
como tú la llamas siendo los más felices. Tengo amigos que fueron clase baja
muchos años, pero a raíz de su esfuerzo hoy pueden inspirar a muchos jóvenes.
Tengo amigas que han sido de alto peso corporal y hoy tienen marcas de ropa,
hacen un llamado a la salud y se han aceptado por lo hermosa que son.
Durante mi vida también he conocido personas tímidas que solo tratan de ser
selectivas antes de mostrar todo lo que son y esto no quiere decir que no
les encante vivir la vida al máximo
- ¿Y eso ultimo eres tú, ¿no?
- Tal vez, pero eso solo te lo dirá tu
corazón si me conoces desde tu experiencia
- Seguro que me he equivocado toda una
vida, pero no soy tanto desastre por eso, ¿no?
- Solo un poco, pero está bien ser un caos
y reconocerlo así que no vas tan mal
- Al menos eres sincera y eso es un punto a
tú favor
Según toda la historia que John me contó
pude ver como mi hermano se escondía detrás de un caparazón, juzgaba
a otros de manera irracional sin entender que en ocasiones quería ocultar
sus miedos o simplemente no ser rechazado, pero aquella chica le había hecho
entender que el mundo no solo se movía alrededor de sus creencias, sino
también en torno a la diversidad que forma cada persona que se encuentra en
dicho universo.
John, cuenta como al pasar de los días se
fue enamorando de aquella chica peculiar, la veía y sentía que había encontrado
a una persona distinta a la que su mente postulaba como la menos indicada, pero
que al ser diferente había sobrepasado esas creencias sin sentido sobre lo que
era aceptado y lo que no, pues ella a pesar de no ser la típica chica de
la que años atrás hubiera deseado liarse, era la única que había
transformado su vida en un mundo de color.
Alicia, por su parte, cuenta lo inusual que
fue para ella fijarse en un chico que al conocerla la juzgo sin más, pero
dentro de ella el sentimiento seguía vivo por el hecho de que veía a John desde
lo que era ella, no tenías expectativas ni esperaba que él se fijase en su
persona o cambiara sus prejuicios, pues solo vivía el amor que empezó florecer
en ella de manera completa, en un maravilloso baile del ser.
De ellos aprendí que, aunque
proyectamos lo que está en nuestro interior, esto también puede cambiar.
Entendí que no basta solo con observar una cara bonita y un cuerpo lleno
de esplendor, mientras un corazón está muerto y sin vida. Comprendí que
nuestros prejuicios de como los amigos, las relaciones, la familia y hasta la
existencia misma debería ser, es lo que hoy nos separa, olvidamos que estamos
hechos con multiplicidad y esto es lo que nos hace únicos e inigualables,
dándonos la oportunidad de que la expresión de seres simplemente sea y nos
permita unirnos de manera armoniosa, cada uno con una luz de un color
distinto, formando entre nosotros un arcoíris lleno de diversidad.
Por esta historia y cada una de las que la
vida me hace participe hoy puedo decir que el mayor regalo que posee el
universo es la diversidad de seres que cada día reflejan lo maravilloso que es
ser nosotros mismos y marcar la diferencia.
- Indhira Castro
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