El adiós.



No es fuerte quien más soporta, sino quien es capaz de decir adiós.   - Anónimo

27 de marzo del 2027.
Venecia, Italia.

En medio de la penumbra que situaba el anochecer, imaginaba tras mi ventana lo distinto que podía verse el mundo estando encima del suelo después de haber dado lo mejor de mí, como si la vida pagara con daños cada una de las buenas acciones.

Observaba como pocos comprendían el valor de quienes se encontraban a su alrededor, por lo que había decidido marcar la diferencia entre ellos. Sin embargo, hacer las cosas bien resultó ser más difícil que llevar a cabo los actos incorrectos.

Ya has aguantado mucho me dije, nada de personas fingiendo lo que no son, quedándose en tú vida solo para minimizarte y hacerte creer que eres tú el problema, no más sujetos que olviden reconocer tus talentos y mucho menos que solo deseen apagar esa luz que te hace brillar.

Me encontraba en mis últimos días de tesis universitaria cuando había entendido todo esto, era la encargada del consejo estudiantil y a la vez maestra de ceremonias en la graduación, pues para mis maestros tenía el don de la palabra y la escritura. 

El gran día se acercaba y había decidido hacer un cambio en mi discurso, cuatro años formándome en ciencias de la comunicación me había enseñado algo: nunca calles aquello que pueda liberar tú alma y lo que tenía que decir, me liberaría a mí y a muchos.

Al llegar el gran día empecé por decir la verdad.

Danzel Washington, dijo en uno de sus discursos: nunca veras un carro de mudanza detrás de un carro fúnebre, todo porque lo que tienes no importa, lo que si vale es lo que haces con lo que tienes. Él decía que no importaba cuando carros Mercedes puedas comprar o cual sea tú posición de trabajo, pero lo que si le interesaba y a mí también me cautiva es cuantas personas ayudaste hoy, a cuantos les regalaste una sonrisa, a quienes hiciste la mejor versión de sí mismos, pues eso es lo que importa.

Estando aquí después de cuatro años, me doy cuenta de que cada día nos centramos en terminar el camino, sin ver que lo más importante es el recorrido y quienes nos inspiraron en medio de él.

Otro paso difícil durante estos cuatro años fue sacar de mi senda las personas dañinas. En principio creemos que serán las únicas que podrán estar cuando necesitemos de una mano amiga, sin darnos cuenta de que el vínculo que se tenga con ellas solo causará dolor y terminará por desgastar toda nuestra energía hasta al punto de olvidarnos de nosotros en el intento de quererlas, sin reconocer que también somos especiales y merecemos ser tratados como un ser maravilloso, sin excusa alguna.

Aquellos seres que se han atrevido a mentir, faltar el respeto y no valorar decidí llamarlos personas toxicas, encargadas de exaltar su ego, dándole paso a los problemas antes que a una solución y haciéndose victimas en toda ocasión. 

Son muchos los días que dimos lo mejor de nosotros a personas toxicas, en vez de recordar que había otras dando su amor para que nosotros fuésemos mejores. Se nos olvidó lo que somos.

Todos aplaudieron menos uno de los chicos que estaba delante, al momento en que baje del escenario salió del salón y se desvaneció. Él sabía que había sido una de esas personas toxicas. Luego de que todos me felicitaran decidí tomar un respiro y salir yo también, luego de caminar un rato lo vi sentado en un banco, así que me dirigí a él y me senté a su lado. 

- Los milagros existen, tú adiós fue uno de ellos. Le dije

- Eso veo, pues has cambiado. Respondió

- Junto al adiós llego mi transformación, como al instante en que el carbón se convierte en diamante y el gusano en mariposa. Yo necesitaba un cambio, soltar y unirme a la profundidad del alma de aquellos que estuvieran dispuestos a inspirar y ser luz para los demás. 

- Yo también he cambiado, y tú no puedes culparme por lo que hice toda la vida

- Al contrario, yo ya te he perdonado, quien debe perdonarse eres tú

Kaila despertó asustada y solo gritaba el nombre de su hermana Madelyn. Su hermana, asustada por los gritos de Kaila, salió corriendo hacia su habitación y preocupada le pregunta.

¿Está todo bien Kaila?

- Si, fue solo un sueño

¿Te ha hecho entender algo?

- Creo que quiere hacerme comprender que debo soltar y decir adiós a las personas toxicas

A través de aquella visión Kaila había comprendido que debía perdonar y soltar seres que no le permitieran vivir de verdad, por lo que decidió empezar a transformarse desde su interior, entrando en armonía con ella y dándose la oportunidad de vivir cada momento de su pasado a través del perdón y la gracia.

Fue entonces cuando pudo discernir en que no debía vivir en tiempos, sino en momentos, diciendo adiós a todo aquello que no aportaba a su crecimiento y solo le destruía, sin entender que inspirar a otros es el primer paso para ser extraordinario.

Kaila tuvo un sueño, pero muchos de nosotros no tenemos quien nos exprese la realidad de nuestras relaciones interpersonales, esas que en ocasiones terminan por malgastar nuestro interior, por lo que debemos recordar que aquello que se impone e intentar cambiarte no te hará bien.

''Decir adiós a quien no te necesita también es crecer''.  - Anónimo 

- Indhira Castro 


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