Primera terapia.
No importa que tan distintos seamos, todos buscamos lo mismo. Ser aceptados, pertenecer.
15
de junio del 2020
Buenos aires, Argentina.
Al cumplir los 20 años mi padre
me enseñó que el ser
humano puede decidir ser una víctima de las situaciones o no serlo, pero
lo que no sabía era que su propio hijo ya estaba siendo víctima de
una.
Todo empezó una noche de abril,
cuando a los 17 años tuve mi primera perdida, de esas que te consumen por
completo. Mis amigos y familiares intentaron ayudarme, mientras me encerraba
en un mundo lleno ideas hirientes y de culpabilidad. En aquel momento
entendía que lo mejor era ser invisible para los demás. Estuve muchos
días ante una crisis existencial y cambios emocionales repentinos. No
comía, me costaba relacionarme con los demás y me desmotivaba con
facilidad. Mi madre, quien empezó a notar todas aquellas transiciones se acercó
y dijo
- A veces, mantener hace más
daño que dejar ir.
Esa frase se
repetía repentinamente en mi cabeza día tras día, hasta el
instante en que pude comprender que la preocupación y las angustias
acabarían dañándome. Así que inicie un cambio, me di el permiso y la
oportunidad de empezar de nuevo, hice amigos, ingrese a la universidad, mis
calificaciones eran excelentes, me enamore y me sentía como una nueva
persona.
Esa chica de la cual me enamore de cabello largo de varios colores, estatura mediana y sonrisa perfecta, era tipo de chica que nunca se habría fijado. Fue perfecto al inicio, nos comunicábamos con tan solo mirarnos y en nuestra relación siempre di lo mejor de mí, hasta que se fue sin dar una explicación y yo volví a recaer.
¿Por qué?, no lo sé, solo
desapareció como pólvora, hasta que un día inesperado volvió a mis brazos.
Al volver prometió entregarme el mundo en bandeja de oro y que esta
segunda vez sería diferente, pero no lo fue, hizo que me olvidara de mi
crecimiento personal más y más, así que fue en ese instante
de penumbra donde quien decidió irse fui yo.
- Si quieres podemos parar aquí
Edward, ya llevamos 45 minutos y para ser la primera sección me parece que
has sido muy abierto conmigo, te felicito
- Muchas gracias,
Psicóloga Lambert, espero verla el jueves
Aquel día de terapia fue cambiando la vida de Edward. Con el paso del tiempo, se sintió más tranquilo, pudo discernir que las terapias psicológicas no eran de mal gusto y que al resolver sus conflictos emocionales estaría más cerca de su libertad interior.
25 de Julio del 2020
Segundo día de terapia
- Buenas tardes, Edward, ¿cómo
ha sido tú semana?
- Hasta, ahora bien, puedo
sentirme mejor luego de liberarme, creo que es un avance
- Así es Edward, poco a poco
iremos avanzando más. ¿Qué tenemos para hoy?
- Supongo que la continuación
de lo sucedido. Siguiendo con mi historia, puedo decir que cuando creía que las
cosas estaban mal, más adelante se convirtió en un caos mucho mayor. Al momento
de decidir dejar aquella chica, ella confesó estar ante diversos
problemas psicológicos, razón por la cual era inestable y volátil. En ese
momento la entendí y decidí seguir adelante con ella, por tercera vez
creí que juntos saldríamos de esto
- Entiendo, ¿le contaste
los problemas que tenías tú? porque según tengo entendido dijiste que la
ayudaste a cambiar, pero no veo que le hayas mostrado tus situaciones
- No, nunca le hable de mis
problemas y como me sentía. Estuve mucho tiempo intentando que ella fuera
mejor, pero nunca me preocupé por mí.
La sección duro 45 minutos como
lo pautado. Una tarde en que la psicóloga Lambert había completado el
diagnostico de Edward decidió revelárselo. En esa tarde el joven se
había enterado de que padecía distimia, un trastorno afectivo de
carácter depresivo crónico, caracterizado por la baja autoestima y
aparición de un estado de ánimo melancólico.
Todos los síntomas de los
cuales hablaba Edward en la terapia, además de las pruebas psicológicas
aplicadas, cumplía con cada uno de los criterios presentados para ser
diagnosticado por esta forma leve, pero crónica, de depresión.
En la siguiente sección la
psicóloga Lambert, decidió mostrarle a Edward un ejercicio que ayudaría en su
tratamiento. Este consistía en poner dos espejos frente a él, en uno
expresaría sus pensamientos negativos hacia las cosas, personas y situaciones
que habían afectado su vida, mientras que en el otro agradecía por lo cada
una de ellas habían aportado a su vida a través del dolor, haciendo al
final una unión de ambas
Edward empezó por lo negativo.
- A ti por irte cuando más te
necesitaba
- A ustedes por todas
las burlas
- A ti por traicionarme y
usarme para tú beneficio
- A ti por juzgarme sin
conocerme
- A ti por no aceptarme por lo
que soy y buscar cambiarme
Sus lágrimas caían mientras le
expresaba a aquel espejo todas las catástrofes que había presenciado,
estuvo varios minutos repitiendo las mismas palabras, hasta luego quedarse sin
aliento. Luego de sentarse a pensar como seguiría el ejercicio con el
segundo espejo, las palabras de su madre que siempre le
recordaban que debía ser agradecido por las circunstancias que llevan
al límite nuestra alma llegaron a su mente, decidió levantarse y seguir con lo
positivo
- Gracias, porque cuando
alguien se va te muestra que algo mejor llegara
- Gracias por sus burlas, hoy
me hacen más fuerte
- Cuando traicionaste nuestra
amistad y me usaste para tu beneficio entendí que no todos son criados como yo,
gracias por enseñarme quien merece mi amistad
- Gracias, tu egoísmo me mostró
que a pesar de que a unos no le importe como te sientas, yo debo ser diferente
- Gracias por no aceptarme
y buscar cambiarme, hoy tengo una personalidad más fuerte
- Gracias por dejarme
vacío, hoy me doy cuenta de que necesitaba ayuda al igual que tú
Al terminar el ejercicio Edward tuvo
la oportunidad de presenciar que él era distinto y con el tiempo, lo
distinto asusta a la gente, pero solo a aquellos que no reconocen la diversidad
de seres, esos que no aceptan quién eres en realidad, por lo que solo
aquel que te conoce de verdad y se queda a pesar de ello, es
quien merece tu presencia.
Dos años después
Entender a los demás es en
ocasiones difícil, pero entendernos a nosotros es totalmente un reto. Mi nombre
es Edward Collins, un joven que decidió seguir su vida después de haber estado
en una crisis sin entender que necesitaba ayuda, mentí a muchos solo para tapar
mis incertidumbres, hasta el día que conocí una chica que también estaba
ante problemas muy parecidos a los míos, ella fue aquel motivo por el cual
entendí que debía buscar ayuda, y es que dos locos nunca podrían estar
juntos.
- Todos rieron.
Hoy, después de dos años en que
estuve en terapia psicológica puedo decir que he sido aliviado, me amo y se quién
soy, el amor vive en mí y me da vida cada día. La vista de la foresta es
diferente cuando estamos en otros cuerpos, porque no entendemos hasta que nos
pasa, por eso, todos ustedes los cuales hoy me acompañan quiero darles las
gracias por estar y permanecer.
Y recuerden, como seres
pertenecientes al universo su misión es dejar huella en todo lo
que toquen no cicatrices, que lo pase por sus vidas se transforme. Por siempre
y para siempre sean luz en el camino de los demás.
- Indhira Castro
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