El amor.
No elegimos a quien amar ni si
seremos correspondidos, pero el amor vive en nosotros, y por esto,
podemos sentirlo aún después de las tempestades. Es posible
volver amar a pesar de que una o mil veces nuestras ilusiones hayan
sido destrozadas.
Santo Domingo
República Dominicana
A veces la persona
que es capaz de herir a los demás no es cruel o tiene maldad, es solo
que muchos de ellos no saben amar.
Los seres humanos afirman que amar solo hace alusión al sentir hacia nuestra familia, amigos o pareja, sin entender que dicho sentimiento puede llegar hasta los lugares más recónditos de la tierra y con él no se dañaría ni a una flor, porque desde la acción más insignificante se demostraría como el amor que vive en nosotros hará que nuestras acciones estén encaminadas hacia el bien. Amar o querer, como quieras llamarlo, es un todo.
Ana cerró aquel
libro después de leer este párrafo mientras varias lágrimas
empapaban sus mejillas.
Ella era de esas chicas que se
preguntaban cómo sería sentir el amor, aunque en ocasiones creía que
no tenía sentido darle paso en su vida. Había estado ante tantas decepciones
que una o varias más significarían lo mismo. Para ella, todo lo
que se pareciera al amor sería igual al dolor y sufrimiento.
Su forma peculiar para
describir el amor era la siguiente:
- Hay unos que al llegar apagan
tú luz y te roban energía.
- Otros dicen, pero no hacen,
no quieren estar contigo, pero te retienen.
- Muchos utilizan una forma de
agresión muy particular llamada ''cambiarte''.
- Algunos solo te aman cuando
dejas de amarlos.
- Otros te valoran cuando ya no
estas a su lado y solo pueden presenciar tú silueta desde lejos.
Cada día Ana asimilaba que el
amor vivía en este tipo de personas vacías, sin darse cuenta de que ninguno de
estos seres entendía lo que era el verdadero significado del amor. Fue entonces
cuando en unos de sus sueños pudo vislumbrar un sabio de barba blanca y ojos
azules, el cual le dijo:
Para vivir en armonía con
nuestro espíritu lo primero que debemos discernir es el amor, pero antes
que cualquier otro amor que sea dado a los demás es nuestro compromiso
comprender el amor propio, ese mi querida Ana, es el inicio de todo.
Si las rosas no amaran sus
colores no podrían florecer de la manera en que lo hacen, si los pájaros no
amaran su canto no mantendrían la fuerza de esbozarlo hacia el mundo,
y si una persona no se ama jamás podrá reconocer lo maravillosa que es con tan
solo existir.
Luego podemos ver el amor que
le otorgamos a los demás, este es formado por quienes somos mi querida
Ana, por lo que si eres voluble amaras con inseguridades, al igual que si eres
egoísta amaras interesado solo en tú bienestar, pero si decides
llenar tus vacíos y sanarte, amaras de forma transcendente y siendo inspiración
para quien este a tú lado.
Todas las formas de dar y
recibir amor que en ocasiones están frente a nosotros no siempre son las
correctas, porque amar implicar ser y hacer, ser amor y sembrar amor en todo lo
que te rodea, para que así el amor pueda vivir en ti y en los demás.
Ana despertó aturdida de aquel
sueño, con las manos frías y sudor en su frente, sintió que lo vivido había
sido tan real como para no dejarlo pasar desapercibido, así que salió en
búsqueda de esos dos amores citados por aquel sabio, el amor propio y el amor
que le obsequiamos a los demás. En medio de su búsqueda tomó un lápiz y su
diario donde empezó a dibujar como sería encontrarse con esos dos
amores.
En su primera búsqueda el amor
propio llevaba muchos colores, pero el que más resaltaba era el
color rojo, tenía un vestido largo y caminaba por los pasillos como si
estuviera bailando, se acercó a ella y le dijo
- Al fin viniste a buscarme,
aquí hace mucho frío y nadie podía rescatarme, solo tú tenías el poder para
ello.
Ana, impresionada por la
respuesta que había expresado el amor propio, le contestó
- No sabía que yo debía
buscarte, pensé que estarías ahí y que nada ni nadie haría que te esfumaras.
- Lo siento Ana, pero no
funciona así, tú debías cultivarme cada día, protegerme de todo aquel que
quisiera hacerme daño, entendiendo que tú mayor apoyo soy yo, sin mi tú
luz se apaga, y creo que no es eso lo que quieres, ¿Me equivoco?
- No, no te equivocas, estoy de
acuerdo. Lamento todas las veces que permití que aquellos que no sabían mi
valor te pisotearan, siento los momentos en que no recordé lo importante que
eras solo por agradar a los demás y tratar de que me amaran tanto como yo a
ellos, sin darme cuenta de que ya te tenía dentro de mí. Gracias por volver a
mis brazos.
Ana y el amor propio se
fundieron en un abrazo que los convirtió en un solo ser, pero esta vez más
fuerte, con ganas de comerse al mundo e iluminar cada sendero que se encontraba
a su alrededor.
La segunda búsqueda no tenía
sentido para Ana, por lo que después de varios días intentando encontrar el
segundo amor comprendió que este estaba presente en muchos detalles que a
simple vista no eran apreciados, como el abrazo que se
le es dado a un niño que parece tener todo lo material, pero le
falta sentir afecto. Una sonrisa a aquellos que cada día deben aceptar que
el día de su muerte está cerca. En las palabras de aliento que recibe una
persona que ha dejado de creer en si misma o hasta en un pequeño escrito dedicado
a quien menos lo esperaba, ahí y en un sin número de particularidades se
encontraba el amor que le otorgamos a los otros.
A través de cada una de
las búsquedas empleadas por Ana, ella había conocido lo que era el
verdadero amor, comprendió que amor significaba ser libre, no retener a alguien
por tus propios miedos, que amor era valorar, que el amor
debía aceptar, no buscar cambios inesperados, pero más que nada en el
mundo Ana había entendido lo que no era amor.
En la vida por más doloroso que
sea hay que afrontar la verdad, esta será la única que podrá salvarnos y nos
hará libres, por lo que no debemos engañarnos con migajas de amor ni seres que
no saben amar, sino más bien estar cerca de aquellos que nos permitan encontrar
nuestra aura y nos engrandezcan cada día más. Personas que nos escuchen sin
juzgarnos y nos amen sin excusas ni indecisiones.
Hoy, mañana y siempre recuerda
que esto que llamamos amor no solo se basa en promesas diarias, su
procedencia no está en los regalos despampanantes que se
nos entregan en San Valentine, y mucho menos en la afirmación de
‘‘quiero estar contigo por siempre’’, porque es en ese momento donde estas
fomentando lo que no es amor.
El amor nos convierte en un
solo ser, porque desde que nacemos ya este vive en nosotros.
- Indhira Castro
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